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martes, diciembre 13, 2005

Blanca Navidad






Recuerdo que cuando era niña las calles de Valparaíso tenían un aire de misterio en Navivad, las iglesias ostentaban una audiencia considerable para la misa y la gente siempre tenía una sonrisa dispuesta para el vecino. En el hoy entre la Visa y la Mastercard nos desembolvemos para cubrir las falsas espectativas de los otros, y nunca la de nosotros mismos. Hoy la Navidad tiene marca registrada, esa en la que el amor desinteresado tiene un muy bajo interés.

Recuerdo los pastelones de la Palza Aníbal Pinto, y miro la punta de mis zapatos tratando de dilucidar la respuesta a la eterna pregunta ¿Por qué?

Me encojo de hombros y enciendo mi cigarrillo de las siete y sólo miro las vitrinas sin ver más allá de lo debido y la respuesta que flota en el aire se parece más a una sentencia de fin de año ¿ por que no?