Powered By Blogger

lunes, septiembre 26, 2005

Mi amigo Pablo


Realmente uno muchas veces no sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido..., pero no sólo en el amor sino en la alegría de crear.
Nosotros los Porteños somos afortunados pero muy ciegos.
¿Por qué?
Tenemos Mar y Cordillera.
Tenemos Congreso.
Tenemos Historia.
Tenemos Tradición.
Tenemos Misterio.
Tenemos Poetas conocidos y desconocidos.
Tenemos sentiemiento. Ese entre melancólico y atolondrado, con una veta de romanticismo muchas veces desconocido por nosotros mismos.
Cuando visité el día 23 la casa de mi amigo Pablo en su Isla Negra..., recordé uno de sus versos más famosos..., "Puedo escribir los versos más tristes esta noche..." yo me sonrío y puedo decir que puedo escribir las líneas más comprometidas hoy, esas fuertes y engrosadas de orgullo de ser Porteña y Chilena, de darme cuenta de lo maravilloso que tenemos en nuestra región y que muchos no respetan.
Ser Patrimonio, es más que una chapa adormada de fama y oro enorgullecido, ser Patrimonio es una mezcla perfecta entre colores de tejados, calles trocidas, adoquines gastados, poetas ilustres, pescadores enamorados, escaleras que suben y que bajan a lugares secretos y escondidos, en fin..., como escibió un día mi amigo Pablo "Si uno recorriera todas las escaleras de Valparaíso, recorrería el mundo dos veces".
Reflexiono mirando hacia la bahía de Isla Negra y pienso casi en afirmación...,
-Mi amigo Pablo Neruda tenía razón.

miércoles, septiembre 21, 2005

Estaciones


Muchas veces cuando llega la Primavera nos ponemos alergicos..., la mayoría de las veces juramos que es por el cambio de estación..., la verdad es el miedo, a lo que se viene al otra mitad del año, esa cuando hay más sol y más gente, en donde inevitablemente tenemos que destaparnos de las corazas copradas en el Invierno.
¡Pero animo amigos míos! la cosa no se viene tan pesada, en las calles torcidas de Valparaíso, reflejado en sus adoquines disparejos existe una aventura para ti, espero que tengas la suficiente paciencia para saber esperar por ella.

Crónicas de cerro y balcón

Muchas veces uno no sabe por donde empezar..., cuando queremos hablar de nosotros mismos o de nuestros sueños siempre nos cuesta, es más fácil fantasear con una idea rebuscada que mostrar el sello detrás de la cara oxidada que muchas veces tenemos que ocultar.
Pero a uno tarde o temprano le sale lo valiente y se pone a contar historias asi como esta...,
SENTIMIENTOS
Camino esta tarde, por las calles de este Puerto principal, los pastelones húmedos debajo de mis pies, me indican una vez más que el invierno está proximo a llegar. Me detengo frente al reloj Turri y sin pensarlo mucho enciendo mi cigarrillo de las siete, y el sentimiento de nostalgia de otoños pasados, se apodera de mi mente y de mi corazón.
La verdad, es que amo a este Valparaíso, con sus cerros de casa chuecas y tejados de colores, en donde corrí de la mano de mi Padre y en donde caminé mis primeros pasos de desesperación.
Esta ciudad está llena de sentimientos para mi, la energía de vivir cuando salí del colegio, el amor reflejado en el candor del primer beso colegial, la rabia frente a la desigualdad laboral y la burla, de muchas veces tener la mala pata de ser mujer. La ternura al ver a un niño abrazar a su madre, y la compasión frente al mendigo que pide monedas en la Calle Prat.
Miro el cielo gris, pero de ese gris profundo y marchito, es como la pérdida de todo, como el daño no reparado de la partida...,sin proponérmelo, recordé los pasillos del hospital, y ese olor a espanto volvió a ser percibido por mi una vez más, con las manos apretadas al igual que el nudo que hoy existe en mi corazón, me doy cuenta que el recuerdo más doloroso para mi, aún no se almacena en la memoria, sino está presente día a día, unas veces doloroso otras de resignación. Hace tres años dancé con la muerte, pero pagué muy cara mi osadía, ella se burló de mi y me engañó un día después de mi cumpleaños, y se llevó a mi Padre sin mi permiso y sin derecho a reclamar.
Respiro hondo, y nuevamente el cielo Porteño se refleja ante mis ojos, y me siento feliz de haber sobrevivido. Enciendo otro cigarro y me dispongo a seguir mi camino, repitiéndome para mis adentros, caminante no hay camino..., se hace camino al andar.
¡Bienvenidos..., deseo compratir este camino, el de crear, escribir, reflejar y soñar!